CARTA ABIERTA DE LOS DOCENTES A TRAVES DE LA ATECH, AL MINISTRO DE EDUCACION FRANCISCO ROMERO

No sólo de pan vive el hombre y no sólo de vocación vive el docente A esta altura de las circunstancias, el Sr. Ministro de Educación, Cultura Ciencia y Tecnología no puede ignorar que el pleno de la docencia chaqueña es la que más compromiso tiene con el sistema, lo que él llama “compromiso social”. Este compromiso está a la vista, pero para mejor entendernos lo haremos más explícito:
ü Somos los que sostenemos y mantenemos abiertas las escuelas, pues , si por el Estado fuera, en la mayoría de ellas ya no habría clases, pero no por días de paro sino por falta bancos, vidrios, materiales mínimos para la enseñanza, etc. Huelga decir que los pocos bancos que hay son insuficientes y están en deplorable estado de conservación. Claro, la excepción se halla en los edificios que inauguran a los que los dotan de material (escaso por cierto) pero que para las postales alcanzan. Ni decir que los bancos carecen de sentido anatómico, lo que constituye una verdadera incomodidad permanecer cuatro horas sentados en ellos. Obviamente distan y mucho de los mullidos sillones de oficina.
ü Estos docentes a los que se les descuenta el sueldo por ejercer un derecho constitucional somos los que, como decían nuestros padres, apechugamos cada día para enfrentarnos con la expresión más dura de la realidad: chicos con hambre, violentos por violencia de abandono familiar y social, escuelas que se caen a pedazos, falta de agua, paredes electrocutadas y la lista sigue. Si se debieran descontar haberes al Estado por incumplimiento del deber y por privación del derecho social inalienable como es la educación, tan declamado pero nada garantizado por el Estado, hace mucho tiempo que sus funcionarios no deberían cobrar haberes pues es tan grande la deuda que no les alcanzan los años de democracia para repararla y eso que ya pasaron casi 28.
ü Estos mismos docentes somos los que, gracias a las magistrales intervenciones de quienes, por un lado dicen que debemos educar en y para la democracia, muchas veces somos duramente cuestionados por la sociedad y particularmente los padres. Pero se equivocaron y se equivocan los titulares de las carteras educativas cuando pretenden tales enfrentamientos. Recordamos la poco feliz publicación de días de licencias que se ventiló hace un tiempo, en administraciones pasadas. Eso demuestra, nada menos, que la ineptitud de las políticas educativas y sanitarias que el propio Estado dice tener para llevar adelante la gestión.
ü Premios y castigos: si estamos bajo el imperio de una ley como lo es el Estatuto del Docente, baste decir que, en el extenso articulado que posee, ya están explícitas las sanciones y premios que nos corresponden según nuestra actuación. ¿Hay más? Seguramente sí: el castigo de no poder trabajar condiciones dignas de enseñanza para generalizar. El premio es el esfuerzo que hacen las escuelas vendiendo bingos ( que pregunten en Lotería Chaqueña si quieren más datos) para proveerse de mínimas comodidades o mantener el edificio: rol que el Estado no cumple.
ü Preguntamos ¿no es eso compromiso? ¿qué más falta? Y por las dudas, si quieren contra argumentar diciendo que algunos no cumplimos con lo que la ley manda, pues que actúen y que, una vez más cumplan con lo que les compete.
De nada sirve la violencia de los descuentos, pues como dice Isaac Assimov: "La violencia es el último recurso del incompetente" Cuando el Estado no puede resolver las cosas con inteligencia recurre al castigo más primitivo: la violencia. Y ella sólo sirve para enardecer, degradar, denigrar; nunca para educar,… y creemos que estamos educando.
Creemos firmemente que es tarea indelegable del Ministerio, a través de quién lo ejerce, diseñar políticas educativas de Estado que propendan a la realización de todos: alumnos, docentes, sociedad para lograr la tan anhelada justicia social que nos merecemos y que podemos construir. Pero esto sólo es posible desde la construcción conjunta y desde la acción racional, no desde la amenaza y la represalia.

DOCENTES DE LA CIUDAD DE QUITILIPI